(Vídeo por Gabriela Tumani/Noticias21)
AVON, Colorado – Alan Hernández quiso ser oficial de policía toda su vida.
Nacido en Zacatecas, México, llegó a los Estados Unidos cuando tenía 4 años. Pero cuando Hernández se acercó al Departamento de Policía de Avon para convertirse en oficial, la respuesta fue no.
El departamento no pudo contratar a Hernández debido a su estatus migratorio, dijo.
Hernández insistió. Obtuvo su residencia permanente y, eventualmente, un trabajo como oficial de policía. Hoy, Hernández es detective en esta pequeña comunidad de las Montañas Rocosas, a solo pocas millas al oeste de la conocida ciudad de esquí de Vail.
Hernández dijo que usa su experiencia para conectarse mejor con la gran comunidad de inmigrantes de Avon. Casi una cuarta parte de los 6,000 residentes de la ciudad nacieron fuera de los Estados Unidos y casi el 40% se identifican como hispanos o latinos, según el último censo estadounidense.
“Siempre me dicen que tienen miedo de ir a la policía”, dijo Hernández. “Que es más fácil para ellos hablar con un oficial de habla hispana que tal vez entienda su estatus migratorio y comprenda las batallas que tienen que pelear”.
En los Estados Unidos, los inmigrantes representan aproximadamente el 14% de la población, casi el triple de la proporción en 1970, según el Centro de Investigación Pew.
Las percepciones de los inmigrantes sobre la policía son “complejas y subjetivas”, dependen de una variedad de factores, según han encontrado estudios académicos. Un estudio reciente publicado en Medicina de Emergencia Académica se centró en pacientes latinos en salas de emergencia, tanto documentados como indocumentados, a quienes se les preguntó sobre la victimización por delincuencia. Ambos grupos dijeron que tenían miedo de denunciar los delitos a la policía.
Los organismos encargados de hacer cumplir la ley en todo el país han lanzado esfuerzos para interactuar con las comunidades de inmigrantes a través de programas lingüísticos y culturales con la esperanza de generar confianza. Algunas prácticas destacadas en un informe del Foro de Investigación Ejecutiva de la Policía incluyen la capacitación de oficiales en competencia cultural, el desarrollo de una unidad para coordinar intérpretes, y alentar a los oficiales a hablar en la radio en español.
En Avon, el departamento ha albergado una Academia de Policía para Latinos durante aproximadamente una década. Siete de los 21 oficiales del departamento hablan español. Y los oficiales han publicado TikToks divertidos en español como una forma de conectarse con los inmigrantes.
Hernández participa en todo, incluso TikToks. Quiere disipar el mito de que si no tienes residencia permanente, no puedes confiar en la policía.
“Mucha gente piensa que es un servicio solo para residentes o ciudadanos”, dijo. “Pero no, la policía está aquí para todos”.
El jefe Greg Daly dijo que la principal prioridad de su departamento al responder a las llamadas es abordar el problema en ese momento, no el estatus migratorio de una persona.
Algunos residentes no denunciarán delitos, dijo, debido a su “preocupación de que haya repercusiones de inmigración a partir de ese informe”.
“Es absolutamente irrelevante para nosotros saber cuál es su estatus migratorio cuando lleguemos”, dijo.
Para personas como Laura Segura, organizadora de la Coalición de derechos de inmigrantes de Colorado, quien trabaja de cerca con las comunidades latinas en los pueblos montañosos de Colorado, no es siempre tan claro.
Los ojos de Segura se llenaron de lágrimas al contar las veces que a su hijo le preocupaba que la detuvieran mientras conducía. Sin los papeles adecuados, no podía obtener una licencia de conducir válida. Y sus temores son más profundos que recibir una citación durante una parada de tráfico.
Segura, quien nació y se crió en la Ciudad de México, dijo que la mayoría de los oficiales en la capital de México eran corruptos, una corrupción que, según ella, también existe en este país.
Dijo que los inmigrantes que vienen de otros países a menudo esperan sentirse seguros aquí, pero a veces no es así.
“Nuestros departamentos de seguridad pública no brindan seguridad”, dijo. “Eso me preocupa”.
Sin embargo, estuvo de acuerdo en que relacionarse con la comunidad de inmigrantes podría mejorar la relación con la policía.
Ese es el objetivo de la Academia de Policía para Latinos, un curso de ocho semanas para educar y familiarizar a los residentes con los procedimientos policiales. Más de 20 personas asistieron a la primera sesión en julio.
Usando latas de refresco y equipos de huellas dactilares, los policías y detectives de Avon mostraron a los residentes cómo cubrir en polvo para obtener evidencia. En sesiones posteriores, se programó que los participantes practicaran técnicas de defensa personal, experimentaran una simulación virtual sobre el uso de la fuerza, y aprendieran a identificar a un conductor ebrio.
Daly dijo que este tipo de interacciones pueden ayudar a “cerrar la brecha” entre los oficiales y los residentes.
“Esperamos que al final de estas ocho semanas se consideren nuestros amigos”, dijo a los participantes.
Daniela Rodríguez, una residente del vecino pueblo de Edwards que llegó a Estados Unidos desde Chile en 2009, dijo que se sentía pequeña al lado de los oficiales que vestían equipo táctico y portaban armas.
Rodríguez ha tenido por mucho tiempo una imagen negativa de las fuerzas del orden.
Pero hace cuatro años, dijo, los oficiales la ayudaron en un momento en que sufría de adicciones y alcoholismo.
“Me hicieron caso”, dijo Rodríguez. “Para mí, eso me hizo sentir valorada como ser humano”.
Rodríguez dijo que asistir a la academia también la hizo ver a los oficiales como seres humanos.
“Todavía hay miedo en la comunidad”, dijo. “Pero estas academias están ayudando”.
Este reportaje fue redactado originalmente en inglés por Diannie Chávez, Gabriela Tumani, y Natalie Skowlund. Traducido por Jimena Vera.