PHOENIX – Natalia Savka, originaria de Ucrania, relata la lamentable situación por la que sus familiares y amistades están atravesando. Savka dice que algunos de sus familiares se vieron obligados a escapar a Polonia pocos días atrás al ver que sus vidas corrían peligro.
La larga fila de autos en la frontera era algo de no imaginar, no obstante, eso no detuvo a la prima de Savka a escapar con su hijo en brazos, quien apenas había nacido hace dos meses.
Los familiares de Savka no tienen un plan establecido en donde refugiarse. Algunos de ellos piensan quedarse en Polonia, mientras que otros evalúan la opción de irse a Francia.
Al igual que ellos, sus amistades también viven momentos de terror que les impide dormir. Muchos de ellos también temen no escuchar la alarma que anuncia bombarderos al quedarse dormidos.
“Mi amigo me dijo una noche que por favor lo despertara si se quedaba dormido”, dijo Savka. “Mis amigos tienen miedo de que haya un ataque aéreo ruso mientras duermen”.
Para Savka, su país es un país pequeño que vive en paz. Sin embargo, ya está en el ojo del mundo, forzada a tomar las armas contra las tropas rusas.
Según el censo estadounidense, hay más de un millón de personas con raíces de Ucrania que viven en este país, aunque no hay conteo para Arizona. Pero la gente está uniéndose en Phoenix, como en muchas ciudades a escala nacional, para protestar y mostrar su solidaridad con su patria.
El domingo pasado, se conmovió en el parque Colter por el himno nacional de Ucrania y los diferentes cánticos dirigidos por los organizadores como “abajo Putin”.
“Mi esposo está en estos momentos peleando en Ucrania y estoy devastada”, dijo Elena Leshchinskaya mientras se dirigía a un encuentro el domingo en compañía de algunos familiares.
Con una voz resquebrajada, Leshchinskaya contaba que sus padres viven en la ciudad de Kramatorsk en Ucrania, una ciudad que está bajo la operación militar rusa y que hasta el momento ha sido víctima de numerosos potentes misiles rusos, lo que la tiene tres días sin poder dormir.
“Odio la guerra y no entiendo por qué los rusos empezaron esto”, dijo Leshchinskaya. “Soy ciudadana americana, pero mi vida aún está allá”.
Gray Morton dijo que su familia se encontraba atrapada en Ucrania, refugiándose actualmente en pequeñas aldeas para así evitar que les arrojen bombas.
La familia de Morton está en una situación en la que los hombres tendrían que quedarse en Ucrania y el resto de la familia podría irse a Polonia. Sin embargo, las mujeres de la familia se resisten a abandonar a los hombres, por lo que se mantendrían unidos, pase lo que pase.
Rusia comenzó su invasión contra Ucrania la semana pasada después de meses de acumulación militar en las fronteras. Reconoció las áreas separatistas del país como independientes, justo antes de bombardear las principales ciudades, incluida la capital, Kiev.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunciaba el inicio del operativo militar ruso en Ucrania que tenía como objetivo principal tomar el poder militar ucraniano. Poco después, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, difundió un video impulsando la ley marcial en todo el país, lo que incluiría el reclutamiento de ciudadanos hombres de 18 a 60 años que puedan cooperar en defensa a los ataques de Rusia.
Morton dijo que su familia no descarta la opción de cruzar la frontera, pero que por ahora, están tratando de permanecer ocultos en el oeste de Ucrania, ya que en el oeste todavía no se ha visto tanta violencia a comparación del este. Aun así, Morton dice que muchas cosas peligrosas podrían suceder si esto no llega a su fin.
“Rusia parece estar empeñada en tomar lo que creen que es suyo”, dijo Morton. “No reconocen a Ucrania como país, pero lo ucranianos sí lo reconocen”.
Sasha Kuznetsov, un inmigrante de Ucrania, vive en Phoenix desde el 2003, calificó la invasión como una “dictadura absolutamente inaceptable”.
“Sé con certeza que ganaremos y las personas responsables pagarán las deudas de esta horrible invasión”, dijo Kuznetsov.
Kuznetsov contó que su padre todavía vive en Ucrania y que hace aproximadamente tres días, su padre le mandó un mensaje de texto informándole que un avión de combate volaba sobre su pequeña ciudad de tan solo 30,000 habitantes. Más tarde, su padre le volvió a mandar otro mensaje de texto diciéndole que en realidad eran cuatro cohetes rusos que volaban desde Bielorrusia hacia el sur de Ucrania.
“Increíble e inaudito que tal evento haya sucedido”, dijo Kuznetsov lleno de indignación.