PHOENIX – En medio de dos crisis que se cruzan en Estados Unidos, una epidemia de opioides y maltrato en las llamadas de emergencia de salud mental, el gobierno federal ha otorgado $5.6 millones a trabajadores médicos rurales para capacitarlos en respuestas de emergencias.
El dinero de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias se destinará a las comunidades rurales como áreas con menos recursos para responder a llamadas delicadas y complicadas. La administración es una división del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. que gestiona programas de salud conductual.
La misión es reducir el impacto del abuso de sustancias y las enfermedades mentales en las comunidades de Estados Unidos por proporcionar una mejor respuesta de emergencia.
“Lo que brindan los servicios médicos de emergencia es una oportunidad para que los pacientes reciban no solo un tratamiento que les salve la vida, sino también para que los proveedores obtengan capacitación para que puedan brindar atención de una manera más culturalmente sensible y efectiva”, dijo el Dr. Neeraj Gandotra, jefe de administración médica oficial.
Treinta y dos organizaciones, incluido el distrito Coast Life Support en Gualala, California, una comunidad rural de 2,000 personas en la costa norte de California, recibirán subvenciones desde $1,650 a $200,000.
Arizona no estaba entre las comunidades porque las Extensiones Cooperativas de Arizona no solicitaron la subvención.
Gandotra explicó que las comunidades rurales tienen una desventaja con menos proveedores de atención médica por área geográfica, y los servicios de tratamiento mental son menos también. En muchos casos de alto perfil, la primera respuesta a la salud mental y las sobredosis de drogas termina en tragedia por falta de capacitación o comprensión de lo que está sucediendo.
Entre otros tipos de respuesta de emergencia, la subvención requiere que el personal de EMS esté capacitado sobre “el uso del antídoto de sobredosis de opioides, naloxona, para utilizar en caso de situaciones de emergencia por sobredosis de opioides”.
Otra formación incluye la reducción de daños. “Reducción de daños con respecto a la distribución y administración de naloxona, o Narcan, para personas que han sufrido una sobredosis”, dijo Gandotra.
El problema es particularmente agudo entre los jóvenes. La administración afirma que en 2018, 8,9 millones de adultos jóvenes informaron tener una enfermedad mental y el 42 % no recibió tratamiento. Aproximadamente 5,1 millones de estos jóvenes padecen un trastorno por abuso de sustancias y el 87 % no reciben tratamiento.
Las comunidades de color también se ven muy afectadas. Según la National Alliance on Mental Illness, aproximadamente el 34 % de los adultos hispanos con enfermedades mentales reciben tratamiento cada año en comparación con el 45 % promedio de los EE. UU.
El estigma es un factor que, según la alianza, impide que los hispanos reciban tratamiento.
“El estigma que a veces se asocia, y la vergüenza que las personas asocian con su uso, les impide buscar ayuda”, dijo Gandotra, “existe un estigma interno de que las enfermedades mentales o el abuso de sustancias, lamentablemente, en algunas comunidades todavía se consideran una debilidad”.
Las personas pueden ayudar a identificar el comportamiento de un ser querido y pregúntenle a esa persona de una manera que no juzgue ni saque conclusiones.
Gandotra explicó que es más fácil descartar ciertas anomalías dentro de una persona: “Esta persona solía llegar a tiempo y ahora llega tarde. La persona solía tener más energía y ahora se queda en su habitación. La persona solía participar en actividades sociales y ahora está más aislada”. Estos pueden considerarse síntomas de un problema, dijo.
Si usted, o alguien que conoce, necesita ayuda con un trastorno mental o por utilización de sustancias, llame a la Línea de ayuda nacional de SAMHSA al 1-800-662-HELP (4357) o TTY: 1-800-487-4889, o, utilice el programa de salud conductual de SAMHSA.